Una vez tengas la medida tendrás un punto de partida para comenzar a escoger la talla correcta de tu casco.

El segundo paso será probártelo y realizar las comprobaciones para asegurarte de que no te aprieta en la zona de la frente ni en la nuca y, en caso contrario, que no se mueva en exceso cuando intentamos girarlo de izquierda a derecha moviendo el casco con la mano y tirando del mentón e intentando mantener fija la cabeza. Es de ayuda que cuando hagamos estas pruebas tengamos ajustando el cierre de seguridad para evitar que el casco se salga.

La forma del casco es diferente en cada modelo (puede tener una calota más alargada, redondeada o achatada) y influye en como queda en nuestra cabeza. Por lo que la talla que tenemos en un modelo de casco puede variar en otro.

Los cierres de seguridad mas cómodos y habituales son los denominados automáticos o micrométricos. Debes tener en cuenta que aunque resulte mas rápido uno de estas características, no son los más seguros y recomendables para uso deportivo.

El cierre clásico de doble anilla (denominados técnicamente como cierres «Doble D») ofrece más garantías incluso que las correas dentadas que, por otro lado, resultan aceptables y adecuados para un uso urbano donde la acción de abrochar y desabrochar se realiza con mucha frecuencia.

La pantalla del casco de moto suele ser desmontable e intercambiable. Las más comunes son las transparentes, pero también podemos encontrar pantallas ahumadas o con efectos, que suelen favorecer la visión cuando hay mucha luz. Asimismo, los ojos más fotosensibles agradecerán un ligero tintado, pero has de saber que no todas las pantallas cuentan con la homologación necesaria para circular.

Cuidado del Casco de moto

Por último, debes conocer los cuidados básicos del casco.  Lo más importante, es evitar golpes fuertes y arañazos en su superficie, ya que de eso dependerá el buen estado de sus capas de seguridad. Cualquier golpe podría reducir las propiedades de absorción en un impacto eventual. Nosotros lo podemos evitar.

Asimismo, debemos conocer que los cambios bruscos de temperatura o el uso diario terminan provocando con el tiempo el endurecimiento de los materiales absorbentes de impacto, por lo que será necesario el cambio del casco aproximadamente cada 5 o 7 años.

No olvides lavar el interior, que en generalmente se desmonta para facilitar ésta tarea. Existen productos específicos para limpiar los almohadillados sin necesidad de desmontarlos, aunque también pueden lavarse en la lavadora.

Por otro lado, no debes prestar tu casco a nadie; no por higiene (que eso es una elección particular), sino porque otra cabeza tendrá otra forma y, por lo tanto, se puede forzar la modificación del interior que le has ido dando con tu uso, y por lo tanto que deje de ajustarte de la misma forma. Tu casco es intrasferible… al menos hasta que decidas cambiarlo por uno nuevo.